Ignacio Allende – Biografia Vida y Obra de un Libertador

Ignacio Allende

El 21 de enero de 1769, nace en San Miguel, el Grande José Ignacio María de Allende y Unzaga. Mejor conocido sólo como Ignacio Allende, y con ese nombre y ese apellido aparece en las páginas más gloriosas de la historia mexicana.

Fueron sus padres Domingo Narciso Allende y María Ana de Unzaga, de origen español ambos. Eran una de las familias principales y más acaudaladas de la localidad. En ese ambiente de prosperidad, pasó Allende sus primeros años, y en su carácter ya se vislumbraba su arrojo y un espíritu aventurero.

  • Nacimiento: 21 de enero de 1769, San Miguel de Allende, México
  • Fallecimiento: 26 de junio de 1811, Chihuahua
  • Nombre completo: Ignacio José de Allende y Unzaga
  • Cónyuge: Maria de la Luz Agustina de las Fuentes (m. 1802–1802)
  • Hijos: Indalecio Allende, José Guadalupe Allende, Juana María
    Allende
  • Padres: Domingo Narciso de Allende, María Ana de Unzaga

Vocación militar y por la independencia

Comenzó la carrera militar en 1795 al darse de alta en el Regimiento Provincial de Dragones de la Reina. En el trascurso del año 1801 recibe el nombramiento de teniente del Cuerpo de Granaderos por el virrey Félix Berenguer de Marquina.

En el desempeño de diversas comisiones en distintas poblaciones, tuvo la oportunidad de conocer a grupos masones, de liberales y algunos oficiales del ejército colonial que eran partidarios de ideales de independencia y libertad.

De regreso a su pueblo natal, en 1808, ya ostentaba el grado de capitán, lo que no le impedía participar en reuniones organizadas por conspiradores. Se sentía impulsado por inquietudes políticas e ideales de justicia.

Allende participó en 1809 en la conspiración de Valladolid, la cual fue impedida, mientras que sus principales dirigentes, José Mariano Michelena y José María Obeso, fueron apresados. En esa ocasión Allende pudo evadirse, pero no renunció a la probable realización de acciones por la independencia.

Reuniones independentistas de Ignacio Allende

Durante 1810 se incorporó a las reuniones supuestamente literarias en Querétaro, las cuales eran organizadas por el corregidor Miguel Domínguez. En dichos encuentros se planteó una rebelión para diciembre de ese mismo año, pero finalmente los descubren antes que se concrete.

Allende propuso que se planificara una nueva conspiración en distintos lugares al mismo tiempo, pero Hidalgo y Costilla optaron por iniciar la lucha de inmediato. Es el momento histórico del Grito de Dolores, y Allende e Hidalgo emprendieron diversas acciones políticas y militares.

En ese liderazgo compartido entre Hidalgo y Allende existían ciertas diferencias. Allende seguía siendo partidario del rey depuesto Fernando VII y pretendía el gobierno en México para él y los militares criollos.

En cambio, Hidalgo era del parecer, de que el pueblo era el único y autentico soberano y por lo tanto debía ejercer el poder para su propio beneficio. A pesar de esas diferencias sustanciales, se mantuvieron juntos en la lucha por la independencia.

Ignacio Allende: Un notable estratega

Era obvio que por su formación militar Allende estaba mejor preparado para la guerra. Así lo demostró en diferentes ofensivas, como en la Batalla de Las Cruces, en la que supo dar más apoyo que el de Aldama y Mariano Jiménez.

En esa batalla, Hidalgo proponía una mayor participación de los indígenas, contrariando la voluntad de Allende de que solo actuasen las tropas con más experiencia. Y a pesar de esa victoria los insurgentes se vieron forzados a no seguir hacia Ciudad México y emprender la retirada.

Esa decisión de Hidalgo se basó en que habían tenido muchas pérdidas humanas y además hubo muchas deserciones. Eso fue motivo de una mayor tensión entre ambos líderes insurgentes.

Allende responsabilizó a Hidalgo de esa derrota y asumió el liderazgo del movimiento insurgente. Y por esa misma razón acordaron separarse. Hidalgo marchó a Guadalajara y Allende a Guanajuato.

En todo momento Allende demostró sus cualidades de buen estratega, pero diversas circunstancias iban contra sus propósitos concebidos en estricto sentido militar. Sus conocimientos del arte de la guerra y otros conocimientos en armas, le permitieron resistir en Guanajuato.

Por otra parte, supo en todo momento prepararse para enfrentar a los realistas. Por eso, fundió cañones, fabricó pólvora y armas e hizo barrenos que debían explotar cuando pasaran las tropas realistas. Además, resistió varios ataques y aunque pidió apoyo a Hidalgo, que se encontraba en Valladolid, no obtuvo respuesta alguna.

En vista de tan comprometida situación, no presentó batalla a las tropas de Calleja y marchó hacia Guadalajara para encontrarse nuevamente con Hidalgo. La derrota de los insurgentes en el Puente de Calderón, agudizó las diferencias entre Allende e Hidalgo.

Los oficiales le pidieron la renuncia a Hidalgo, quien la presentó verbalmente, y Allende asumió el mando supremo de los insurgentes.

Los últimos días

Allende planeó pasar a Saltillo (Estados Unidos) para buscar armas y apoyo. Por eso, el 21 de marzo de 1811 esperaba poder encontrarse con Ignacio Elizondo cerca de Monclova, el paraje de Acatita o Norias de Baján.

Lo menos que él e Hidalgo esperaban era que Elizondo los traicionaría, por el resentimiento contra Allende por no haberlo nombrado teniente general. Allende, Hidalgo y los demás insurgentes, resultaron emboscados por el ejército realista y se les conminó a rendirse.

Allende en un gesto de valentía o tal vez de desesperación, le disparó a Elizondo sin alcanzar a herirlo, y este ordenó que se abriera fuego. Entre los que resultaron muertos estaba Indalecio, un joven hijo de Allende.

Allende lo apresaron, encadenaron y trasladaron a Chihuahua, ciudad en la que se le sometió juicio por causa de infidencia. A pesar de mostrarse muy sereno durante el procedimiento militar, al sentir que el juez lo despreciaba, logró romper las esposas que le sujetaban las manos y con un pedazo de cadena llegó a golpear al juez.

Posteriormente lo sentenciaron a muerte, por tanto, lo fusilaron y decapitaron junto Jiménez y Aldama, el 26 de junio de 1811. Su cabeza y la de otros insurgentes fue expuesta en una jaula de hierro en una esquina de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato.

El cuerpo de Allende lo enterraron en la Iglesia de San Francisco de Chihuahua y su cabeza fue descolgada en 1821 al consumarse la independencia. Por otro lado, sus restos fueron reintegrados y llevados en 1824 a la Catedral de México, y luego a la cripta de la Columna de la Independencia, emblemático monumento de la capital de México.

Ignacio Allende es para muchos historiadores y estudiosos del proceso de independencia, el primer insurgente del movimiento emancipador.